Este adorable monje en posición de oración es mucho más que una figura decorativa: transmite serenidad, armonía y espiritualidad. Ideal para decorar altares, espacios zen, entradas, o rincones que necesiten una dosis de calma y energía positiva.
Con detalles cuidadosamente trabajados y un acabado envejecido, es perfecto para quienes buscan integrar la filosofía oriental en la decoración del hogar.